Lo que te ha tocado por suerte no lo tengas por fuerte
Lo que tenemos fallece y el buen obrar no perece
Lo que tiñe la mora, otra verde descolora
Lobo hambriento no tiene asiento
Loca es la oveja que al lobo se confiesa
Los agravios no se han recibir si no van muy descubiertos
Los amantes de Teruel que siempre se quisieron bien
Los amigos están para las ocasiones
Los amigos y el vino, a veces derecho y a veces torcido
Los años del pobre pesan doble
Los azotes de los padres honran, los del verdugo afrentan
Los buenos días cuestan dinero pero dan alegría
Los buenos, el vino pagan, y los bellacos lo gastan
Los carnavales son las fiestas de las mujeres, a la que no le sale novio que espere al año que viene
Los celos, a veces, despiertan a quien duerme
Los dineros del sacristán, cantando vienen y cantando van
Los domingos, poco pan y mucho vino
Los duelos con pan son menos
Los enemigos del hombre son tres: suegra, cuñada y mujer
Los enemigos del hombre son tres: tabaco, vino y mujer
Los enemigos son siempre peligrosos, estén cerca o lejos
Los enfermos se curan en los libros y se mueren en la cama
Los entremeses suelen acabar en palos
Los hijos de Mari Rabadilla, cada hijo en su escudilla
Los hijos de mis hijas nietos míos son, los de mis hijos, lo serán o no
Los hijos del ruin padre toman el apellido de la madre
Los huéspedes y los muertos a los tres días apestan
Los langostinos, en el mar estaban y pedían vino
Los malos viven de la misericordia de los buenos
Los mayores imposibles, tiempo o dinero lo hacen posibles
Los necios hacen la fiesta y los sabios las celebran
Los niños de pequeños, que no hay castigo después para ellos
Los niños hablan cuando orinan las gallinas
Los niños no beben vino
Los niños y los locos dicen las verdades
Los oficios mudan las costumbres
Los ofrecimientos son para los extraños, las obras para los amigos
Los padres a guardas, los hijos a pulgadas
Los pájaros de una volada todos van a beber a la misma fuente
Los peces, cuando vivieron, agua quisieron, cuando mueren, agua quieren
Los perros de Zurita no teniendo a quien morder, uno a otro se mordían
Los pies del hortelano no echan a perder el huerto
Los placeres por onza, los males por arrobas
Los primeros amores son las flores que nunca pierden sus olores
Los que buscan venturas no siempre las hayan buenas
Los que cabras no tienen y cabritos venden, ¿de dónde les viene?
Los que reciben galardón no se acuerdan de lo que fueron o de lo que son
Los sabios arreglan el almanaque y Dios el tiempo
Los sastres hacen grandes señores
Los tontos y el buen vino con el tiempo se acaban
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